Ambientación de Rose Falls

Enero, 2013.
Nos despedimos del año 2012 y recibimos las fuertes nevadas; un frío que se extiende hasta mediados del mes de Marzo, las temperaturas descienden a una mínima de -14°C y ascenderán solo a 4°C antes de recibir a la primavera. Nos encontramos en Rose Falls, una pequeña localidad ubicada justo en medio de New hampshire y Massachusetts, a 40 minutos de ambos destinos. Rose Falls, un pueblo de antaño, con casas aún con apariencia de tabernas y rastros del siglo XXI solo en el elegante compejo residencial construido en el 2004: Golden Rose. El pueblo posee una apariencia tranquila, nada parece perturbarlo; está rodeado de bosques fríos y enigmáticos; dentro de aquella vegetación frondosa, se encuentra un enorme lago -congelado por el viento frío- y a unos metros apenas, un enorme prado se extiende, de apariencia mágica e imperturbable.

Rose Falls es una localidad colonial; sin bares ni centros comerciales; los comercios que se encuentran en el lugar se extienden por una calle larga donde los autos tienen prohibido transitar. Las cafeterías y restaurantes se establecen alrededor de la Plaza del Pueblo, a unos escasos metros del puente que conecta con el bosque, justo encima del arrollo del cual, en la época de la colonia, los pobladores de Rose Falls tomaban el agua para llenar el estanque. Actualmente, este arrollo no es utilizado por ningún poblador; ya existen las tuberías y conexiones de agua, nadie necesita aquel viejo arrollo; solo unos pocos se bajan por las escaleras crujientes cercanas al puente para alimentar a los patos que en el arrollo viven, antes de volver a subir y regresar a sus casas.

La plaza del pueblo, por otro lado, es el eje central de Rose Falls; justo en frente de ella se encuentra el ayuntamiento donde el alcalde se encarga de sus labores. Y justo allá, casi al finalizar el pueblo, vemos a la primaria de Rose Falls, junto a la Secundaria del pueblo, con aire antiguo y místico. Un poco más alejada de aquellos terrenos, se encuentra la Iglesia del pueblo, visitado sobre todo los domingos por los católicos devotos del lugar, y por aquellos que aprovechan para visitar a sus muertos en el cementerio, a las afueras del pueblo, justo detrás de la Iglesia. También fuera del pueblo, encontraremos el Castle Club, una construcción de inmensidad de metros cuadrados construida por la misma compañía que se encargó de construir Golden Rose; y no nos olvidemos de aquel afamado complejo residencial, ubicado al Norte del pueblo, colindando con el bosque del Norte, sin adentrarse en él.